Con el plato que hoy traigo he desbloqueado uno de los recuerdos de mi infancia, y es que este era una de las cenas invernales más recurrentes en casa de mis padres.
A mí no me hacía especial gracia, puede que fuera por la forma de éste pescado o por el miedo que tenemos (sobre todo de pequeños) a las espinas, de hecho lo que más me gustaba del plato eran los huevos cocidos que le metía mi madre, y que con esa salsa eran deliciosos.
Pero realmente éste es un plato muy leonés, ya que a pesar de no tener mar, aquí nunca falto el pescado de la costa cantábrica que quedaba relativamente cerca para que los arrieros transportistas suministraran plenamente los mercados, tanto en cantidad como en variedad de especies, siendo muy común también encontrarlos frescos, o secos y en salazón.
Y de ahí su nombre, el congrio viajaba desde el País vasco, Cantabria, Asturias o Galicia hasta las comarcas del interior. Era un plato de arrieros y de conventos, un pescado con una salsa a base de ajada, a la que se le iban añadiendo demás ingredientes para darle una gracia particular.
¡Espero que os guste!
- 2 Patatas medianas
- 2 Rodajas grandes de congrio abierto
- 4 Dientes de ajo
- 1 Litro de agua
- AOVE
- Sal
- Especias y hierbas aromáticas: 1 Hoja de laurel, 1 cda de pimentón agridulce
Una sabrosa receta tradicional de la cocina leonesa. Si te gusta esta o cualquiera de mis recetas y la preparas, sube una foto mencionándome en cualquiera de mis redes sociales o bajo el hastagh #AndreítaComeDeTodo para así poder ver lo bien que te ha quedado.😊
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