Ésta receta es un clásico de todas las cocinas, un plato popular y económico.
Es una elaboración muy sencilla, pero a la vez tiene bastantes técnicas: Rebozado, fritura, cocción... Además lleva un buen rato hacerlas (Seguramente ese sea el por qué en mi casa se hacen de pascuas a ramos jejeje) pero el resultado es buenísimo, unas patatas muy suaves, con gran sabor y que en la boca es algo indescriptible gracias al rebozado.
Como en todas las recetas, ofrece gran número de variedades.
En vez de azafrán se le puede añadir colorante alimentario (más económico), o pimentón. Además hay quién le añade almejas o chirlas al final, e incluso quién la salsa la hace a base de leche.
En mi caso, hago la receta que siempre se vio en mi casa.
Mi madre siempre suele hacerlas a la llegada de Noviembre, el día de Todos los Santos.
Las hace como primer plato, pero siempre suelen ser plato principal y único, ya que nos gustan mucho y además llenan un montón.
¡Espero que os guste!
(3 pax)
INGREDIENTES:
- 4 Patatas medianas
- 3 Huevos
- 1/2 Cebolla
- 2 Dientes de ajo
- Colorante alimentario
- 1 Vaso de vino blanco
- 1 Rebanada de pan duro
- 100 ml de caldo de pollo
- 400 ml de agua
- C/s de harina
- AOVE
- Sal
PREPARACIÓN:
Pelamos y lavamos las patatas.
Tras ello, cortamos en rodajas de aproximadamente 1 cm por el lado más grande de la patata.
Cuando estén todas cortadas, las salamos.
Las pasamos por harina, cubriéndolas por todos los lados.
Le damos unos golpecitos al final para quitar el exceso de harina.
Las pasamos por huevo.
Hay que hundirlas en él ya que si no es muy posible que queden partes sin rebozar.
La escurrimos un poco para quitar el exceso de huevo también.
Y las echamos a la sartén que estará con abundante aceite caliente.
Dejamos que se doren durante unos 4 minutos aproximadamente.
Les damos la vuelta, y dejamos que se hagan por el otro lado también.
Lo que buscamos es que el rebozado se dore, no cocinar la patata, ya que después se cocerán.
A medida que se vayan haciendo, las escurridas las pasamos a una fuente, y pasamos todas las que salgan de la sartén por el papel absorvente. Así nos evitamos un exceso de grasa en el plato.
Las patatas es mejor distribuirlas según los tamaños.
Cuando tengamos todas las patatas ya pasadas por la sartén, nos disponemos a hacer la salsa.
En una cazuela con un chorro de AOVE, echamos la cebolla bien picadita. Dejamos que se dore.
Mientras tanto, en el mortero majamos los dos dientes de ajo con un poco de perejil.
Agregamos el colorante alimentario que aportará un poco de color al plato.
Ésto también se puede hacer con una hebras de azafrán.
Le echamos la rebanada dura, que se desmigará y machacará con el mortero.
Ésto no es obligatorio, pero desde luego, mi madre siempre lo hace así, para espesar un poquito más la salsa, y queda buenísimo.
Comenzamos a dar vueltas hasta que la harina se integre. Es un paso muy similar al de una roux para la bechamel.
Dejamos que se tueste un poco la harina, e inmediatamente después agregamos un buen chorro de vino blanco.
Integramos todo dando unas vueltas, y a fuego fuerte dejamos que el alcohol se evapore.
Mientras tanto, vertemos el caldo de pollo en el majado.
Regamos la cebolla con el majado.
A fuego fuerte integramos todo.
Colocamos las patatas en la cazuela.
Tratamos de colocar las patatas de manera que las más grandes queden al fondo de la cazuela y las más pequeñas en la parte de arriba. (Por eso lo de disponerlas en la fuente según el tamaño)
Yo lo hago así ya que a la hora de cocer, todas las patatas se harán al mismo tiempo. Si se ponen al fondo las pequeñas, éstas se harán antes y comenzarán a pegarse al fondo.
Añadimos agua hasta casi cubrir las patatas.
Dejamos a fuego fuerte hasta que comience a hervir, después rectificar la sazón y a fuego suave dejarlas cocer hasta que estén hechas.
Tras aproximadamente 25 minutos, apartamos las patatas del fuego y dejamos reposar para que se integren todos los sabores.
A la hora de servir, hay que hacerlo con cuidado, levantando las patatas para no llevarnos el rebozado de las de abajo.
Éste es el resultado final de nuestras patatas.
¡Qué aproveche!
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Aisss Andrea que pinta más buena tienen estas patatas, y a estas horas ya a una le da hambre.... jeje pues mira que yo no las he comido nunca así, me encanta la receta así que me quedan pendientes. Un beso!
ResponderEliminarPues de verdad, te invito a que las pruebes, están deliciosas!
EliminarY si te animas a probar mi receta déjame una foto en mi página de facebook: https://www.facebook.com/blogandreitacomedetodo Nada me haría más ilusión!
Un besote
Y en cada casa hay una formula para hacerlas, todos las llamamos igual, pero en el fondo creo que todas tienen el toque distinto de cada hogar.
ResponderEliminarEs un plato de lo mas rico.
Besinos
Desde luego, todas las casas siguen una receta base, pero le aportan un toque personal que marcan la diferencia!
EliminarMuchos besotes guapa
Delicioso plato, sencillo y tan rico...la humilde patata siempre nos saca de apuros , me guardo tu receta,
ResponderEliminarUn beso
Y tanto! La humilde patata que siempre combina tan bien y nos gusta tanto!
EliminarSi te animas a probar mi receta déjame una foto en mi página de facebook: https://www.facebook.com/blogandreitacomedetodo Nada me haría más ilusión!
Muackkkkk!
Vaya, sí que son laboriosas... Sobre todo lo que se ensucia para prepararlas! Jajaja! Les pasa lo que a los huevos Benedict que hice yo el otro día..
ResponderEliminarEso sí, lo que no hay duda es de que deben de estar riquísimas y de que hay que probarlas!
http://micocinitadejuguete.blogspot.com.es
jajajaja exacto, ensucias un cuanto pero cuando llegas a la mesa y ves lo buenisisisismas que están.. merece la pena, al igual que los huevos que tu dices!
EliminarSi te animas a probar mi receta déjame una foto en mi página de facebook: https://www.facebook.com/blogandreitacomedetodo Nada me haría más ilusión!
Muchos besos guapa