¿A quién no le gusta, de vez en cuando pegarse un buen homenaje?
Y no. No estoy hablando de una comida copiosa, con cientos de platos sobre la mesa, ni de algún ingrediente que se nos salga de presupuesto y alguna vez nos demos el lujo de comernoslo.
Que también está muy bien, pero no.
Hablo de una comida sencilla pero riquísima, de esas que a todo el mundo gustan y que por h o por b no solemos hacer a diario.
Puede ser un plato de pasta, un postre, o como en éste caso unos filetitos de solomillo de cerdo acompañados de la mejor salsa del mundo y con patatas y pimientos del padrón. Todo un espectáculo.
Para mi, no hay una salsa como la que os traigo yo hoy aquí. Y lo digo a sabiendas de que hay muchas y muy buenas, como la de Oporto, la de pimienta, la barbacoa...
Pero esta es muy de mi tierra y queda buenísima, con todo el sabor de un buen queso como lo es el de Valdeón, pero con un toque más suave que las salsas típicas como la de roquefort o el cabrales.
Éste es un fuerte y untuoso queso azul, elaborado con mezcla de leche de vaca con oveja o cabra que se produce en el corazón de los picos de Europa, dejándolo madurar durante largos periodos de tiempo en las cuavas de Posada de Valdeón. Tiene denominación IGP y recientemente en estudios hechos en la Universidad de León se ha verificado que contiene la presencia del anticancerígeno Andrastina.
¡Espero que os guste!
(2 pax)
INGREDIENTES:
- 1 Pieza de solomillo de cerdo de 400 g
- 25 g de mantequilla
- 60 g de queso de Valdeón
- 1 Chorro de whiskey
- 200 ml de nata para cocinar
- 1 Cda de azúcar
- C/s de sal
- Sal en escamas al gusto
- AOVE
PREPARACIÓN:
Primeramente, hacemos la salsa de queso.
En un cazo al fuego, disponemos la mantequilla, y la derretimos sin parar de remover.
Una vez que la mantequilla esté líquida, agregamos el queso.
Con una cuchara mezclamos todo hasta que éste comience a deshacerse un poquito en el fondo del cazo.
Entonces, agregamos el whiskey, y dejamos que evapore por completo.
Agregamos entonces la nata de cocinar.
Subimos el fuego.
Una vez rompa a hervir, nos ayudamos de unas varillas para revolver durante cinco minutos, ya que el queso se irá hacia el fondo y es necesario evitar que se queme para que se deshaga sin que queden grumos. Rectificamos de sal y agregamos una cucharada de azúcar, que ayudará a contrarrestar la acidez de la salsa.
Entonces bajamos un poco el fuego y dejamos cocinar sin romper la ebullición durante 20 minutos aproximadamente, ayudándonos con una lengua de cocina para evitar que se pegue.
En nuestra carnicería de confianza, le pedimos al carnicero que nos haga medallones de solomillo de cerdo, de 1 cm de grosor aproximadamente.
Para entonces, nuestra salsa ya estará lista, con una consistencia magnífica.
La pasamos a un recipiente para poder servirla en la mesa y que cada cual se eche la cantidad que quiera.
Y servimos en la mesa, acompañado de lo que más nos guste.
En mi caso, y aprovechando que es la época, con unos pimientos del padrón y unas patatas fritas.
Éste es el resultado de nuestra salsa de queso de Valdeón con solomillo de cerdo.
¡Qué aproveche!
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