Solomillo Wellington

Uno de los platos más populares en los últimos tiempos para ser el principal atractivo en una reunión festiva, os aseguro qué dejaréis boquiabiertos a vuestros invitados.

Se trata de un plato de carne realizado con solomillo de ternera, vaca o buey cubierto con una serie de ingredientes variables y cocinado al horno envuelto en una lámina de hojaldre. 

En su versión principal, donde Arthur Wellesley, primer duque de Wellington figura como su creador tras la victoria sobre Napoleón Bonaparte en la batalla de Waterloo, dónde exige a los cocineros que se ofreciera en todas las comidas o banquetes debido a la fascinación que sentía por éste plato; el solomillo va sólo sin ningún tipo de aderezo cubierto por una masa de hojaldre.
Sin embargo, muchos de los ingredientes que hoy forman parte de la elaboración descienden de la cocina francesa, donde se unta la carne en foie-gras.

Hoy día, las formas más comunes de encontrar este plato es con la carne pintada de mostaza, y una duxelle de champiñones y cebolletas, cubiertas por el hojaldre. 
Aunque por supuesto para todo hay variaciones, y yo aquí traigo mi versión, que queda fina y suculenta al estar sólo cubierta por panceta... Ya habrá tiempo de hacer la receta original.


¡Espero que os guste!







(2 Pax)
INGREDIENTES:

- 450 g de solomillo de ternera
- 1 y 1/2 Placa de hojaldre
- 4 Lonchas de panceta ahumada
- 1 Huevo
- Sal
- Pimienta recién molida



PREPARACIÓN:

Conseguimos un trozo de solomillo y lo limpiamos retirándole los restos de grasa y las telillas que puedan cubrir la carne.

Extendemos la placa de hojaldre en una bandeja con papel sulfurizado.

En una sartén, sellamos el solomillo.

Por todos sus lados, y por último con ayuda de unas pinzas ponemos la pieza de pie para sellar también sus lados y así conseguir que los jugos permanezcan dentro de la pieza.

Salpimentamos al gusto la carne.

Sobre el hojaldre, cubrimos con la panceta (que habremos escogido para que tenga más carne que grasa) la superficie que cubrirá la carne.
Y sobre ella, disponemos la pieza de solomillo.

Con cuidado, cerramos el hojaldre, haciendo que los pliegues de unión de la masa queden por debajo de la pieza.

Con la otra mitad de hojaldre, hacemos tiras que servirán como decoración haciendo una especie de trenzado con ellas.

Batimos el huevo, y con ayuda de un pincel de cocina, pintamos la superficie de la masa.

Metemos en el horno precalentado a 200ºC con calor arriba y abajo durante 30 minutos aproximadamente, ya que es una pieza pequeña (40 - 45 minutos si es una pieza para 4 personas).

Metemos la bandeja en el nivel más bajo para garantizar que selle el hojaldre de la parte de abajo de la preparación, y que de ésta manera quede crujiente.
Al cabo de ese tiempo, controlaremos la temperatura interior de la carne con un termómetro, pinzándolo en el lugar dónde más gruesa sea la carne, que debe rondar los 55 - 60ºC.

Una vez que la carne esté a esa temperatura, sacamos del horno, y dejamos reposar 10 minutos antes de abrirlo, para que los jugos se mantengan.

Disponemos en el plato de presentación.

Y procedemos al corte.

Así se ve el interior del solomillo por dentro, en un degradado siendo la parte interior rosada, la menos hecha.
Éste es el resultado final de nuestro solomillo Wellington.

En nuestro caso, hemos acompañado la carne con una salsa de queso Valdeón, que ha sido proclamado recientemente el mejor queso azul de España.

¡Qué aproveche!




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